sábado, 19 de octubre de 2013

La llegada de Alma

El 21 de Septiembre de 2013 a las 15:58 llegó al mundo entre empujones mi niña, mi Alma.

La tarde anterior ya me sentía "distinta", estuvimos con amigos y familiares a los cuales ya les dije: esta noche me pongo de parto. Y que fuerte es el instinto... Así fue!

A las 5:20 de la madrugada me despertó la primera contracción, abrí los ojos, ya no sentía nada, así que los cerré y pensé en volver a dormir. De repente me noté mojada, me levanté deprisa y me dio tiempo a llegar al baño y ver que había roto la bolsa. Ahí me di cuenta que estaba de parto y que esas eran las contracciones verdaderas. Tal como había leído y como me había aconsejado mi ginecóloga me volví a la cama, y aunque intenté dormir, estaba en estado de alerta, aunque tranquila. Con una aplicación del móvil empecé a medir la frecuencia de las contracciones. Eran cada 5 minutos y duraban casi 1, pero el dolor era perfectamente soportable. Como olas del mar que vienen y van. Tras una media hora me levanté, y me fui al sofá a ver la tele. Creo que vi el Club de la Comedia, pero no le prestaba mucha atención. A las 7 de la mañana decidí despertar a mi pareja y llamar a mi ginecóloga. El me vio tan tranquila que no se creía que realmente estuviera de parto. La ginecóloga también me dijo que tenía voz de que aun quedaba bastante. Quedamos en que seguiría la dilatación en casa, y que cuanto tuviera necesidad la volvía a llamar. Y así fue, con mi chico en casa viendo en la tele un programa de "zapping", encima de mi pelota de dilatación, dejándome llevar  con cada contracción, y volviendo al mundo cuando acababan, riendo, relajada, feliz.

Sobre las 10 me llamó la ginecóloga, la matrona iba para el hospital, y quedamos en que a las 11:30 íbamos a realizar un monitor para controlar que efectivamente estuviera de parto, y que Alma estaba bien. Y así lo hicimos, nos duchamos, me tomé un yogur, y cogimos las maletas hacía la clínica, sabiendo que nos ibamos dos, y volveríamos tres, una familia completa.

Al llegar a la clínica tras una exploración y los monitores efectivamente confirmamos que estaba de parto, y había dilatado sobre 2-3 centímetros y Alma estaba muy bien. La matrona me dio la pelota de dilatación y me dijo que fuera a la habitación, que allí estaría mas tranquila. Y allí estuvimos hasta la 1. Efectivamente las contracciones cada vez eran más fuertes, pero no llegaron a durar más de un minuto ninguna, y entre una y otra estaba como si nada. Muy feliz e impaciente, contenta de que mi niña estuviera tan cerca, con las ganas que tenía ya de conocerla.

A la 1 nos dirigimos al paritorio, de camino alguna matrona me dijo que no le parecía que estuviera de parto con lo tranquila que iba. Y efectivamente lo estaba, y progresando, pues ya había dilatado 4 cm. Me encontré en el paritorio la bañera preparada, llena con agua calentita, las luces apagadas y alguna vela iluminando el baño. Dentro de la bañera un cojín para la cabeza y fuera un taburete para que sentase mi chico a mi lado. Al meterme en el agua sentí un relax total, pero las contracciones eran ya muy fuertes, y cuando venían me dolían mucho y agarraba muy fuerte la mano de mi compañero que luego me confesó que le había hecho bastante daño.

Yo notaba que esas contracciones estaban haciendo bien su trabajo, estaban dilatando el cuello del útero abriendo paso a Alma. A pesar del dolor no se me pasó por la cabeza pedir la epidural, todo el rato esperaba que el dolor aumentase hasta un punto que no lo pudiera soportar pero no fue así, todo el tiempo estuve "dentro de mi" pude controlar los nervios y el dolor. Llego un momento en que me dolía mucho y gritaba, y la matrona me dijo que empujara si me aliviaba, y vaya que si lo hacía. Al empujar era como remar a favor de la contracción, y eso no hacía que aumentara el dolor, era como reducirlo a la mitad. Y me sentí incomoda en el agua, tenía calor y sentía que esa postura tumbada de lado en el agua no ayudaba al expulsivo.

Al salir estaba dilatada completa, ya quedaba poco para ver a mi niña, probé a quedarme de pié con los brazos apoyados en la camilla, empujé así un par de contracciones y me apeteció tumbarme. Lo hice y seguía empujando en cada contracción. Un rato después oí a la matrona llamar a la ginecóloga, diciéndola que se diese prisa o atendía ella sola el parto. Eso me dio fuerzas para seguir, pues estaba claro que quedaba muy poco.

 La ginecóloga llegó y yo seguía empujando. Desde que me tumbé en la camilla las contracciones no dolían, solo me cansaba de empujar con todas mis fuerzas, unas veces aguantando bien la respiración, y otras gritando como un animal porque me lo pedía el cuerpo. Hubo un momento en que sentí un poco de calor en la zona, pude tocar y sentir la cabecita peluda y caliente de mi niña, ya estaba allí, y seguía empujando y empujando.Me puse de pie y anduve un poco por la habitación, me senté en el wc y empujé un par de contracciones allí. Sentí que la niña saldría en cualquier momento y me volví a tumbar.

 Y la nena asomaba la cabeza y al dejar de empujar se volvía a meter hacía dentro. Algo iba mal, no sabían si tendría una mano por delante de la cabeza o una vuelta de cordón. Había que poner más empeño al empujón. Agarraba a mi chico y a la matrona. Empujaba todo lo que podía, tosía para hacer más fuerza, y casi casi me quedo sin ellas. Llevaba mucho rato empujando, pensaba que todo iba a ser más corto, y al final parecía alargarse mucho. Tenía calor pedí que me mojaran la cabeza, seguía empujando y por fin parece que lo conseguí, la cabeza de Alma salió, rápidamente la ginecóloga cortó el cordón que tenía alrededor del cuello y que la impedía haber salido hace rato, un pequeño empujón más y ya la tenía calentita sobre mi cuerpo. Con ese llanto de vida tan característico. Con mi chico al lado hecho un mar de lágrimas. Y a mi solo me salía una sonrisa de oreja a oreja y decirle a mi niña cosas bonitas para darle la bienvenida al mundo.

Un poco después salió la placenta y sentí un alivio enorme. La ginecóloga me miro para ver si necesitaba algún punto y nada, otra alegría más. Había conseguido evitar todo lo que me daba miedo de un parto, la oxitocina sintética, la epidural, la episiotomía y el desgarro. Solo cambió mi cuerpo lo que estaba previsto en la naturaleza, y por supuesto cambió mi corazón que se ha hecho mucho más grande.

Alma en mi pecho buscó el pezón, y allí nos quedamos un rato disfrutando de ese momento tan irrepetible y único en la vida. Haciéndonos a la idea de lo que habíamos formado. Completando nuestras vidas con esta personita tan increíble, nuestra Alma.


6 comentarios :

  1. Que gran parto!!! Los míos han sido los dos naturales pero tumbada no me dejaban moverme..ojala pudiese haber estado como tu..encantada de leerte y enhorabuena pos esa preciosidad

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  2. Gracias por comentar! La verdad que esta es mi entrada más leída y eres la primera que pone algo. La verdad que me pude mover y eso facilita mucho las cosas, pero al final fijate por donde parí tumbada, seguro que si me hubiesen obligado me habría enfadado. Pero la verdad que poder andar por ahí libremente facilita la dilatación. De 4 cm a completa y parida en 3 horas!
    Gracias por venir por aquí bonita!

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  3. Precioso! Me ha gustado mucho. Ojalá hubiera sido más fuerte para aguantar el dolor.... Jeje lo importante es q tenemos nuestad pequeñas con nosotras y vemos de lo que es capaz la naturaleza y la mujer. Me alegro!

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  4. Guau! Que intenso, me ha encantado.

    Yo también tuve problemas en el expulsivo debido al cordón enredado en el cuello de Miriam y fue bastante angustioso pero por lo demás me parece el tuyo un parto maravilloso y muy sentido.

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  5. Que bonito, me emocionado y todo!!! Tuviste un parto super respetado así deberían ser todos los hospitales. Y campeona por aguantar el dolor, enhorabuena por ti y por esa preciosidad que trajiste al mundo.

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  6. Llorando de emoción estoy!! ojalá mi parto sea la mitad de bonito que el tuyo y me vaya tan bien...FELICIDADES!!
    Carol @CaMaTinoco

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